La revisión de los neumáticos y su sustitución es la principal operación de mantenimiento en nuestros desplazamientos estivales.
El neumático está en contacto con el pavimento sirviendo de punto de apoyo y de adherencia del vehículo. Además nos proporciona estabilidad, adherencia, tracción, amortigua las irregularidades del terreno… pero su principal cualidad es la seguridad.
Los neumáticos son un elemento activo en la seguridad de nuestro automóvil. Es básico que estén en perfectas condiciones que los surcos del dibujo tengan una profundidad mayor de 0,3 mm. Si esta es menor ya han perdido gran parte de sus propiedades; asimismo pueden ser objeto de multa y de perdida de puntos.
La Fundación para la Seguridad Vial ha apuntado que el mal estado de los neumáticos es la causa más frecuente de accidente por fallo mecánico del vehículo -un 62 por ciento-, y destaca su especial peligrosidad, ya que “en el caso de que el accidente se produzca por un mal estado de los neumáticos, la posibilidad de muerte se multiplica casi por dos”.
También señala que en las autopistas y autovías, donde la velocidad más elevada aumenta el riesgo, éste es el factor de accidentalidad más importante tras la distracción y el sueño, causando más del 26 por ciento de las muertes. Euskadi es la tercera comunidad del estado en la que más accidentes se producen por defectos en los neumáticos.
Estamos en verano y muchos nos engañamos pensando que como no llueve podremos esperar hasta el otoño para cambiar esos neumáticos lisos como slicks de Formula 1 o que inflando los neumáticos viajaremos seguros o que si no conducimos deportivamente , bla, bla ,bla …….nos engañamos a nosotros mismos.
Es fundamental que destinemos nuestro tiempo a que un profesional certifique que nuestros neumáticos están en buen estado; si no lo están el cambio es obligatorio.
Porque esta sencilla y veraniega revisión y cambio de neumáticos puede ser la causa de que al regresar podamos contar a nuestras amistades la belleza paisajísticas de la costa de Lugo o las sabrosas chuletillas que nos comimos en Haro.
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