Son muchas las personas que conducen mal, pero además algunas tratan peor su automóvil. Cada conductor en su auto aprendizaje al volante y en la autoescuela nos enseñan lo básico .Es mediante las horas al volante donde desarrollamos nuestro vicios y respuestas automáticas que con el paso de los años son difíciles de eliminar. La mayoría de estas costumbres adquiridas son perjudiciales para la buena salud de nuestro vehículo.
En las frías mañanas de invierno cuando arrancamos el coche por la mañana calentamos el motor con fuertes acelerones pensando que es lo correcto .nada más lejos de lo correcto ya que el aceite y el resto de los componentes aún no han alcanzado la temperatura ideal de esta manera protegen menos y pueden suponer un peligroso desgaste en el motor.
Otro uso muy habitual es el apoyarse en la palanca de cambios ejerciendo una presión constante que ocasiona problemas de holgura en las arandelas y muelles de la palanca de cambio Lo recomendable es manipularla sólo cuando haya que variar de marcha y cambiar suavemente.
El embrague uno de los elementos más castigados del automóvil. Es un mecanismo que sufre desgaste cada vez que se pisa No es aconsejable apoyar sin necesidad el pie en el pedal. Llevar siempre el pie sobre él o mantenerlo pisado cuando el vehículo está detenido supone un sobreesfuerzo que puede dañarlo de empuje, acortando su vida útil.
Otra de las constumbres adquiridas por muchos conductores es revolucionar incorrectamente el motor .No es conveniente conducir con el motor a muchas revoluciones. Aumenta el consumo y puede provocar que pasemos de vueltas al motor que puede traer como consecuencia una futura reparación muy costosa. Esta conducción también castiga el embrague, la transmisión y la caja de cambios.
Sin embargo a pocas revoluciones como por ejemplo, subir un puerto en quinta velocidad y a menos de 2.000 revoluciones por minuto supone una relación de cambio más alta de la adecuada. Esto puede resultar más perjudicial para el motor que el exceso de revoluciones, pues hace que trabaje sin vueltas suficientes para llegar a la mejor relación consumo-potencia. Al final esta costumbre adquirida genera futuros problemas en el cigüeñal y las bielas.
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