La mayoría de edad en nuestra sociedad la aportan dos acontecimientos claves: la cronológica o lo que es lo mismo el cumplir de 18 años y la obtención del permiso de conducir. Tras este segundo hecho el individuo inicia un periodo de prueba bajo identificado con un L ( learning , aprendiz ). Un error muy habitual en las autoescuelas es el iniciar a los nuevos conductores con un único objetivo de superar dos pruebas : una teórica a la que no se le da la importancia ni el enfoque preventivo que debería de tener y otra práctica con el único fin de superarla no de formar al futuro conductor como un ser responsable y consciente de los peligros que entraña el estar al volante de un vehículo.
El nuevo adulto salta al circuito; para muchos jóvenes la carretera es un circuito y no una vía. Sin experiencia y sin intención de respetar las más elementales normas de seguridad.
Mantener la distancia de seguridad permitirá que podamos frenar con el freno motor (reducción de velocidad) aumentando así la seguridad y disminuyendo el desgaste de sistema de frenado.
Ir a la velocidad adecuada de la vía también mejora el comportamiento del coche, de esta manera no entraremos con demasiada fuerza centrifuga en las curvas y no sobrecargaremos el sistema de suspensión del vehículo ni forzaremos un desgaste prematuro de los neumáticos.
Siempre que desobedecemos las indicaciones y características de la vía por la que circulamos y cometemos imprudencias obtenemos: la pérdida de respeto a la carretera y un aumento inusual del desgaste de nuestro vehículo que nos puede costar muy caro ante un accidente de tráfico. El 25 % de las muertes al volante son por exceso de velocidad; de todos estos el 50 % se produce por tener los elementos de seguridad (neumáticos, frenos, amortiguadores…) en mal estado. Revisar con periodicidad nuestro automóvil ciertamente salva vidas y aumenta nuestra seguridad
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